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Desde la década de 1880, cuando Francia, Inglaterra y Estados Unidos empezaron a experimentar simultáneamente con la imagen en movimiento, derivando en una acalorada guerra de patentes, la creatividad cinematográfica y su producción estaban reservadas a unos pocos que tenían acceso a los equipos y el presupuesto para pagar los derechos de uso. Mientras que Edison se aprovechó del cinematógrafo de los hermanos Lumiére para perfeccionar su cámara y luego patentarla para cobrarle a todos los potenciales cineastas en Estados Unidos, los miembros de la escuela de Brighton en Inglaterra inventaron versiones más chicas y portátiles que permitieron que cada realizador tuviera su propia cámara, sin tener que alquilársela a quienes tenía el monopolio de su supuesta invención.

Hoy, 138 años después de las primeras imágenes en movimiento realizadas por Louis Le Prince ⎯con “Traffic Crossing Leeds Bridge” (1888), que dura unos escasos dos segundos⎯, el cine se ha seguido reinventando con cada paso adelante que ha dado la ciencia y la tecnología, mejorando la calidad con que se captan las imágenes ⎯ya sean cámaras de alto nivel como la Canon EOS C300 Mark III que ronda los $11,000 dólares o una más económica, como la Blackmagic Pocket Cinema Camera 6K, que se puede adquirir por unos $2,000⎯, el sonido y hasta los softwares de edición y de efectos especiales que son de uso diario para el editor de una película de Spielberg como para un youtuber que quiere alimentar su videoblog.

Lo cierto es que en la actualidad, la probabilidad de hacer cine no descansa en la ostentosidad de los grandes estudios, sino, simplemente en tener buenas historias, ya que el abanico de producción se ha democratizado a tal extremo, que resulta tan valioso una película hecha con un iPhone que con lo último en cámaras de Canon o Sony.

Tan solo nos tenemos que remontar al año 2011, cuando los directores Patrick Gilles y Hooman Khalili hicieron la primera película 100% grabada con un celular: “Olive”. Protagonizada por la legendaria Gena Rowlands, este filme fue realizado con un Nokia N8 al que le adaptaron un lente de 35mm. Cuatro años más tarde, el dramedy “Tangerine” también atravesó la misma hazaña, esta vez rodada con tres iPhone 5s. El documental español, “Spain in a day”, de la directora Isabel Coixet, se realizó con 22,632 videos de celular que enviaron personas de todas partes del país para contar cómo era un día en su vida.

Incluso, el galardonado director Steven Soderbergh (de películas como “Traffic” y “Erin Brockovich”) filmó en 2018 el thriller “Unsane”, con la actriz Claire Foy (“The Crown”), utilizando tan solo un iPhone 7 Plus, incluso en 4k, con la ayuda de la aplicación FiLMic Pro.

Durante estos meses de pandemia, la falta de estrenos en cines llevó a los espectadores a crear su propio contenido en la controversial aplicación Tik Tok, donde pasan, además, horas y horas viendo los videos, básicamente de comedia y baile, que suben otros usuarios. Con nuevas herramientas de comunicación como Zoom, el director japonés Shin’ichirô Ueda grabó un cortometraje de 26 minutos titulado “One cut of the dead mission: Remote” completamente con videollamadas.

Incluso, la compañía Apple ha hecho hincapié en el desarrollo de la cámara de video de su nuevo iPhone 12 al invitar al director de fotografía Emmanuel ‘El Chivo’ Lubezki al lanzamiento en el que hizo aparición mostrando un cortometraje que había realizado con el nuevo dispositivo. Además, afirmó que los próximos cineastas emergentes harán sus películas con la tecnología que ahora ofrecen los smartphones. Tal como sugiere el tres veces ganador del Oscar, nos encontramos en una era 100% audiovisual, en la que las nuevas generaciones exigen cada vez más contenido original, llevándolos a crear su propio material, con historias innovadoras desde la narrativa hasta la forma de relatarlas, lo cual permite darle más voz a quienes antes estaban a merced de la hegemonía hollywoodiense. ¿Morirá el cine como lo conocemos? ¡Para nada! El cine simplemente seguirá mutando. Lo viejo se convertirá en una decisión estética y los nuevos medios y dispositivos tecnológicos formarán parte de la estandarización de la industria. El modo de producción no será lo nuevo, lo nuevo será el punto de vista.

Escrito por: Enrique Kirchman